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No son los únicos sobreseídos

Recordando el triste papel de los medios en el caso de Melina Romero, tras conocerse la absolución de los tres imputados por su asesinato y la vuelta de la causa a fojas cero.

El caso de Melina Romero conmovió a la sociedad cuando en septiembre de 2014 se conocía este horrorozo femicidio. El cuerpo de la joven fue encontrado en un predio del CEAMSE en José León Suárez, casi un mes después de haber desaparecido.

Los tres sospechosos del asesinato fueron ayer sobreseídos por la fiscal que instruyó la causa, María Fernanda Billone, que se encontraba en ese entonces a cargo de la UFI 5 de San Martín. De esta forma, César "Pai" Sánchez (46), Elías "El Narigón" Fernández (22) y Joel "Chavito" Fernández (20), no atravesarán la instancia de juicio por jurados. Otra nueva sensación de que la justicia nunca llega para el eslabón siempre golpeado y pisoteado de esta cadena: el de las mujeres y todos los géneros disidentes.

Pero la Justicia no es el único lugar donde radica esta desigualdad. Los medios de comunicación, al servicio de la desinformación generalizada y de la consolidación de modos de relaciones sociales conservadoras, tienen su gran cuota de responsabilidad.

No podemos pasar por alto la estigmatización hacia Melina y la búsqueda de relativización del caso por esos días por parte de algunos medios que son fuertes formadores de opinión pública. La noticia fue abordada en torno a los orígenes de Melina, de las características de su entorno social, buscando testimonios de supuestos implicados directos o secundarios que refuercen esta concepción estereotipada de Melina, del reviente juvenil, de la vagancia, del libertinaje sexual (bajo la idea de "atorranta" y chica "fácil").

Sin ir más lejos el "gran diario argentino", Clarín, sin escrúpulos, titulaba: "Una fanática de los boliches, que abandonó la secundaria", para referirse a esta joven de 17 años que fue hallada sin vida en un un arroyo, totalmente demacrada. A continuación, la siguiente descripción: “La chica mide 1,72 metro, usa el cabello corto y se hizo cuatro piercings: dos aritos en la nariz, uno en la lengua y otro arriba del labio superior. En el omóplato derecho se tatuó un corazón con el nombre de sus padres. A “Meli”, como la llaman sus amigas, le gustan muchos las redes sociales y tiene cinco perfiles de Facebook”.

Ese era el gran aporte periodístico que hacía uno de los medios con mayores ventas en el país. No hubo lugar para cuestionar qué es lo que sucede en nuestra sociedad donde, según las cifras actuales que maneja el Instituto de Políticas de Género "Wanda Taddei", una mujer es víctima de femicidios cada 18 horas.

Se desprendieron así de la problemática central, como lo es la violencia machista y omitieron la falta de protección por parte del Estado nacional, que fue denunciado esta semana por recortar 67 millones de pesos destinados para políticas de géneros.

Pero diversos sectores de la sociedad, encabezados por el movimiento de mujeres, adquieren cada vez mayor conciencia del calamitoso estado de situación y lejos de obnubilarse ante impiadosos y avergonzantes titulares salen a manifestarse en las calles cada vez con mayor fuerza. El diario va quedando a un lado. Y eso es saludable.

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