En medio de la reaparición del discurso conservador de “la mano dura” proveniente del Ejecutivo nacional, la preocupante situación de los barrios populares en Quilmes, el vaciamiento a la educación y la cultura, y la centralidad de las fuerzas policiales son los ingredientes de este platillo en su versión local. Opinión, por Giuliana Campos.

Hace algunos días el secretario de Seguridad Interino municipal, Adrián Cassino, y la subsecretaria de Seguridad Ciudadana, Analía Pauluzzi, encabezaron una reunión de trabajo con autoridades de Gendarmería, Prefectura, Policía de la provincia de Buenos Aires, Jefatura Departamental, Jefatura Distrital, Comando de Patrulla y Policía Local. El motivo: evaluar los resultados de las acciones conjuntas que se llevaron adelante durante los últimos meses.
El Intendente Martiniano Molina, sostuvo que "la seguridad es una prioridad del gobierno". “Como dijo nuestra gobernadora (María Eugenia Vidal), no tiene respuestas urgentes, pero sí necesidades urgentes. Es algo que lleva tiempo y lo encaramos en equipo, por eso agradezco la colaboración dispuesta para Quilmes por el presidente Macri, por Prefectura y Gendarmería que ya están presentes en las calles de nuestro distrito", afirmó.
No resulta sorpresivo el agradecimiento dirigido a Mauricio Macri, considerando que el Presidente, junto al Ministro de Justicia, Germán Garavano, anunciaron hace unas semanas la puesta en marcha de un proyecto de ley para bajar la edad de punibilidad, de 16 años – como es con la actual legislación - a 14 años. De esta manera el gobierno de Cambiemos instaló en los medios y en la ciudadanía un debate que reaparece una y otra vez y que tiene como objetivo responder al apremiante reclamo por parte de algunos sectores de la ciudadanía por la inseguridad y el aumento de la delincuencia.
Sin embargo, a la receta que el gobierno nacional pone a cocinar para acabar con este flagelo, se le escapan ingredientes claves: las medidas implementadas por el macrismo durante este año estuvieron dirigidas a favorecer a los intereses económicos, en detrimento de las condiciones estructurales de la población, lo que dio como resultado 1.400.000 personas que cayeran debajo de la línea de pobreza y 400.000 que se sumaran a una situación de indigencia. Un caldo de cultivo más que alarmante que, lejos de ayudar a bajar los márgenes de criminalidad, tenderán a incrementarla
La localidad es un fiel reflejo de la receta del gobierno nacional. Mientras Macri busca en los menores de 14 años a los responsables de los males que aquejan a la sociedad (y en los inmigrantes de baja estofa que delinquen), Molina agradece que gendarmería y prefectura estén caminando por las calles de Quilmes. Y los ingredientes claves como la falta de políticas de urbanización e infraestructura ponen a Quilmes, que tiene 65 villas y asentamientos, en uno de los primeros puestos del Gran Buenos Aires junto con La Plata, La Matanza, Almirante Brown, Lomas de Zamora y Florencio Varela.
A la creciente pobreza, se le suman políticas públicas de tinte regresivo con respecto a la educación, la cultura y el deporte, puntales claves para sacar a los pibes/as y marginados de la violencia cotidiana de la calle. Esta falta de trabajo en estas areas se manifiesta en el cierre de algunas áreas y carreras de la Escuela de Bellas Artes , el vaciamiento y los despedos masivos en áreas del municipio que trabajan con los sectores más vulnerados de la sociedad (como la Secretaría de niñez, la Oficina de Empleo y Economía Social y Solidaria o el programa de Orquestas y Coros), el conflicto con los centros culturales que denuncian que el municipio les pone trabas al normal funcionamiento de los distintos espacios (ya sean municipales municipales o independientes) o la grave situación que afecta a los clubes de barrio y sociedades de fomento del distrito que, tarifazo mediante, cada vez más se ven apretados hasta el cuello para pagar sus cuentas a fin de mes.
Así se cocina el discurso de Martiniano Molina, a problemas estructurales, soluciones superficiales. El problema de la delincuencia, es resultado de la inseguridad de no tener trabajo, de que llueva y se inunde el barrio, inseguridad de no poder estudiar, inseguridad de no poder comer o vestirse. ¿la solución es poner más control policial? No, pero esa es la receta. De Macri a Molina sin escalas.