Después de 8 meses de ausencia tras varias denuncias de abuso sexual, Miguel Del Pópolo, alias "Migue", cantante de La ola que quería ser chau, reapareció el día de ayer mediante un comunicado en la cuenta de facebook de la banda.
Miguel Del Pópolo fue denunciado por primera vez el 15 de abril del 2016 por Mailen, luego de subir un video a YouTube donde reveló que había sido violada y abusada por el cantante (https://www.youtube.com/watch?v=ArFZ6ZCfhm8). En su relato, Mailen cuenta que el ataque ocurrió en la noche del sábado 9 de abril del 2016. “En todo momento yo lloraba y le pedía por favor que no lo hiciera y él me decía que eso le excitaba mucho más, que yo tuviera miedo y que yo llorara”. Cuando pudo escapar, hizo la denuncia en la Comisaría 29 y fue llevada a un hospital, donde un médico forense le hizo los exámenes correspondientes, y corroboró que las lesiones correspondían a una violación.
El video del relato de Mailen se viralizó y algunas mujeres comenzaron a contactarse con ella para contarle que también habían sido abusadas sexualmente por la misma persona. Hoy son cuatro las denuncias vigentes.
La causa está desde el 1 de diciembre en el juzgado 25 a cargo de la jueza Fabiana Palmaghini. Se está esperando el fin de la feria judicial para que citen a indagatoria al acusado.
En el comunicado que publica Miguel, describe los actos denunciados como "relaciones sexuales consensuadas" y niega haber violado alguna vez a las mujeres que lo acusan. Metodología similiar a la del recientemente encarcelado Cristian Aldana, cantante de El Otro Yo, que tras ser denunciado por mas de diez mujeres por violencia de género y abuso sexual, publicó un comunicado en su cuenta negando todo lo acontecido. La organización de miles de mujeres repudiando los hechos y acompañando a las victimas hizo que hoy Cristian Aldana esté procesado y permanezca en prisión hasta la llegada de juicio.
Comunicado:
La Ola Que Queria Ser Chau
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Hola, por acá Migue. Ante las denuncias contra mi persona que se hicieron públicas hace algún tiempo y la preocupante reacción que las mismas generaron decidí llamarme a silencio y alejarme de cualquier herramienta social y periodística desde mi tranquilidad de conciencia de no haber incurrido en el delito que se me atribuye, dejando que la justicia realice su función, a fin de preservar mi salud mental y la de mis seres queridos.
Opte por el silencio razonable porque responder a las falsedades abriría cauce a un círculo de violencia interminable y lo más importante fue no exponer la tranquilidad y la salud de mi familia. Decidí desaparecer virtualmente frente a la catarata de amenazas recibidas entendiendo que nada de lo que pudiera decir serviría porque el objetivo de tales amenazas no es la búsqueda de la verdad, sino solo agredir y prejuzgar sin esperar a que se expida la justicia ante la cual estoy totalmente a disposición desde el comienzo.
Mi silencio no sirvió porque empezaron a amenazar directamente a mis seres queridos, llamando por las redes sociales a perseguirlos simplemente por ser mis amigos y mi familia y ante esta situación entiendo que es mi deber contar la realidad de los hechos porque aprovechando la comodidad que brindan las redes sociales se difunde la absoluta falsedad de sostener que utilicé algún tipo de violencia en mi relación con las denunciantes.
Con la primera denunciante mantuvimos una relación de casi diez meses. Durante ese tiempo en muchas oportunidades yo me quedaba a dormir en su casa, y en otras tantas, ella venía a la mía (a veces con su hijo) quedándose todo el fin de semana. Teníamos y manteníamos una convivencia familiar y mi familia la trataba a ella y a su hijo como parte de la misma. Es decir: No fue una relación ocasional entre desconocidos, sino un vínculo en el cual se hallaba integrada mi familia.
Ella mantenía -en simultáneo y desde antes de conocernos- otra relación, razón por la cual en el último tiempo le expresé –en varias oportunidades- mi deseo de cortar nuestro vínculo porque la situación no me estaba haciendo bien (de todo esto hay muchos testigos). Aun así, la noche del recital de ‘La Ola Que Quería Ser Chau’ al que hace referencia la denunciante, ella concurrió al recital -a pesar de que por esos días habíamos acordado no vernos- me esperó hasta el final y cuando salí se me acercó, me agarró del brazo y me dijo que quería ir a dormir a mi casa conmigo.
Por mis sentimientos verdaderos hacia ella termine aceptando su deseo y voluntad. Fue así que fuimos a mi casa. Después de comer algo nos acostamos a dormir y ella buscó nuestra intimidad. Tuvimos relaciones en el cuarto de la casa que comparto con mi familia -a solo una pared de distancia del cuarto de mi hermana y del cuarto de mis padres- y las mismas fueron aprobadas por el MUTUO CONSENTIMIENTO como siempre lo fue durante nuestra relación. No hubo ningún tipo de sometimiento y después de tener relaciones nos dormimos abrazados.
Si la denunciante no hubiera estado de acuerdo con una sola de mis actitudes le hubiera bastado negarse, sencillamente levantar la voz o llamar a alguien de mi familia ya que se encontraban en los dormitorios contiguos. Fue la denunciante la que buscó que tuviéramos intimidad y todo fue conforme a su libre voluntad, como siempre ocurrió en nuestra relación de casi diez meses. Cuando me desperté ella no estaba.
Desconozco el motivo por el cual decidió acusarme. Ella no aceptaba ni respetaba mi deseo de separarnos, dejándome en claro –varias veces- que no quería perder ninguna de las dos relaciones -su noviazgo se mantenía en paralelo a nuestro vínculo- y se mostraba extremadamente celosa de mis amigas y de cualquier chica con la que tuviera contacto y pudiera eventualmente iniciar una relación.
Como parte de la investigación judicial se realizaron pericias médicas forenses que dieron como resultado que la denunciante no presentaba NINGÚN signo ni marca de violencia sexual y que su cuerpo no presentó lesiones de NINGÚN tipo de violencia o agresión física.
De las pericias psicológicas realizadas también por un cuerpo médico forense profesional surge que no soy violento y que no tengo tendencias violentas ni indicios de conducta sexual violenta.
Las pericias psicológicas también revelaron que las denunciantes no presentan NINGÚN trastorno típico posterior a un abuso acorde al denunciado. La segunda denunciante fue mi pareja por más de tres años (con uno de convivencia) y jamás hubo violencia en nuestras relaciones sexuales las cuales siempre se realizaron con el CONSENTIMIENTO y la aceptación de ambos.
En cuanto a la acusación por tenencia de pornografía infantil, también es una falsedad. En un sorpresivo allanamiento realizado en la casa de mis padres -donde actualmente vivo- se secuestraron y peritaron todas las computadoras de la casa y todos los dispositivos de almacenamiento digital así como también todos mis cds & dvds copiados y no se encontró NINGÚN elemento acorde a lo denunciado. Dicha acusación da verdadera repulsión y también es repugnante la maldad de quien pretende involucrarme en algo tan detestable y aborrecible.
Declaro públicamente que: NUNCA consumí ese tipo de pornografía - NUNCA forcé a NADIE a mantener relaciones sexuales - NUNCA lastimé el cuerpo de ninguna mujer en un acto sexual - NUNCA golpeé ni sometí a ninguna mujer en ninguna circunstancia.
Por el momento –lamentablemente- no puedo dar más detalles de mi relación con las denunciantes en los períodos de tiempo que compartimos juntos, detalles que servirían para poner los casos en su real contexto.
En lo que respecta a los proyectos musicales 'La Ola Que Quería Ser Chau' & ‘Los Migues’ -y en un nivel muchísimo menor de importancia- puedo decir que no dependen de las presentaciones en vivo ni de los eventos de 'Facebook' y que mientras yo viva -esté donde esté- ambos continuaran vigentes.
Es muy triste saber que compartimos nuestro espacio de creación con personas capaces de mentir, amenazar y agredir sin razón alguna, que compartimos la vida con personas que incitan por las redes sociales y desde la comodidad de sus hogares a perseguir y hostigar a mis seres queridos. La difusión de estas mentiras o -en el mejor de los casos- el no conocer la realidad de los hechos y difundir ‘por las dudas’ trae como consecuencia la intimidación a personas que nada tienen que ver con el hecho denunciado (como mis familiares y amigos).
Soy consciente de que cada uno creerá lo que quiera y respeto eso absoluta e íntegramente. Nunca busque convencer a nadie de nada y esta no va a ser la excepción, solo siento tristeza e impotencia frente a las falsas acusaciones.
Repudio la violencia de género y sinceramente me duele mucho que se me vincule a ese mal porque no soy violento ni abusivo: NO soy un violador, NO soy un abusador y NO consumo pornografía infantil.
El objetivo de este descargo es simplemente dar a conocer la realidad de los hechos, sin atacar a nadie y sin ánimos de incitar al odio ni a la violencia. Deseo que eso quede claro y espero con todo mi corazón que se generen reflexiones sanas y constructivas. Aunque no se justifica tanta maldad: El repudio no va a ayudar a nadie a sanar. Gracias a todos por leer. Saludos y paz. Migue.-
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