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El presupuesto 2017, sus inconsistencias y los sectores perjudicados (parte I)

La base del presupuesto 2017 se articula alrededor de un crecimiento del PBI de 3,5% en términos reales y una inflación de entre 12% y 17%. Ambos datos parecen demasiado optimistas, especialmente si se espera que se den de manera conjunta. Por Pedro Gaite (Economistas de BASE).

Los supuestos macroeconómicos del Presupuesto

La base del presupuesto 2017 se articula alrededor de un crecimiento del PBI de 3,5% en términos reales y una inflación de entre 12% y 17%. Ambos datos parecen demasiado optimistas, especialmente si se espera que se den de manera conjunta.

El aumento esperado en el PBI se explica principalmente por un crecimiento de la inversión estimado en 14,4% en términos reales, del consumo en 3,5% y de las exportaciones en 7,7%, aunque se espera que las importaciones crezcan un 9,8% agravando el déficit comercial (de -646 millones de USD a -1.866 millones de USD).

Las explicaciones dadas en el documento para que crezcan los distintos componentes son el “reordenamiento de la economía” y el mayor poder de compra resultante de la desaceleración inflacionaria. Ambas apreciaciones son discutibles.

El reordenamiento de la economía es dudoso. El gobierno asumió con un tipo de cambio apreciado y un importante déficit fiscal, cuestiones que buscó solucionar rápidamente. Sin embargo la devaluación generada por el levantamiento del “cepo” ya fue absorbida casi en su totalidad por la galopante inflación de estos primeros ocho meses del año, y el déficit fiscal no se redujo. La quita de retenciones, las reformas implementadas sobre el impuesto a las ganancias y bienes personales, y sobre todo la menor recaudación general producto de la recesión mermaron fuertemente los ingresos del gobierno, que pese a recortar los gastos (a modo de ejemplo el gasto en obra pública se redujo casi a la mitad en términos reales en el primer semestre del año) no logró mejorar el resultado financiero.

La aseveración de que el poder de compra mejorará es todavía más dudosa. El gobierno se niega fervientemente a la reapertura de paritarias, al tiempo que los precios continúan subiendo (aunque a menor ritmo) y los despidos no cesan, ni en el sector público ni en privado. El único argumento otorgado en el documento para afirmar que mejorará el poder adquisitivo es que la inflación se desacelerará. Sin embargo esta no es una condición suficiente para que mejore el poder de compra. Tasas de inflación entre 12% y 17% continúan siendo elevadas, y la única forma de que mejore el salario real en ese escenario es que las paritarias del año que viene cierren por arriba de ese número, hecho que no resulta probable dadas las numerosas declaraciones de funcionarios del gobierno apuntando a la reducción del salario para que caiga el costo laboral y así lleguen las tan esperadas inversiones.

Pero además es cuestionable el rango esperado en el que debería situarse la inflación, sobre todo teniendo en cuenta que el resultado financiero del sector público nacional pasaría de -$ 397.472 millones en 2016 a -$ 482.060 millones en 2017, lo que en porcentaje del PBI sólo supone una mejora marginal, al pasar de -5% a -4,9%.

Pero además el tipo de cambio nominal promedio presupuestado para el año que viene es de 17,92 $/USD contra 14,99$/USD de este año, lo que supone una devaluación del 19,5% para el año que viene y de 11,6% para este año. Como marcó el economista Martín Kalos (“El presupuesto y la devaluación que se viene”, La Izquierda Diario, lunes 19 de septiembre), en los primeros 176 días del 2016 el dólar cotizó en promedio a $14,31 por lo que para que se cumpla el promedio de 14,99 $/USD a fin de año “debería producirse hoy una devaluación del 11,6%, que llevaría al dólar a cotizar a $ 16,58. Cuanto más tarde en concretarse esa devaluación que el Gobierno espera que ocurra en lo que resta del año, mayor deberá ser esa devaluación, para llevar el promedio anual al estimado en el Presupuesto 2017 confeccionado por el Ministerio de Hacienda.”

Por último si se espera que la economía crezca y el poder adquisitivo mejore, una inflación entre 12% y 17% parece algo utópico. ¿De verdad se espera que sin reducir el déficit fiscal, devaluando, creciendo y con mayores salarios la inflación se encuentre entre el 12% y el 17%? Si se alcanzan esas tasas será porque algunos de estos supuestos no se cumplieron y seguramente vengan por el lado del crecimiento económico y el aumento del poder adquisitivo.

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