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70 y Pico y más razones para ver cine nacional

El Caminante entrevistó a Mariano Corbacho, realizador de la película 70 y Pico, junto con Juan Pablo Díaz, que colaboró con la investigación, y Martín de Dios, en la cámara y el montaje.

Fieles a búsqueda del sentido histórico en el séptimo arte y a buscarnos a nosotros mismos, como sociedad y como personas, encontramos en la producción nacional a buenos cineastas. En esta oportunidad nos aventuramos en la historia de esta película recién salida del horno.

-¿Cuál es el recorte histórico que muestra la película?

-La película narra el período de la historia argentina que va desde 1966, desde la noche de los Bastones Largos, aquella gran represión en la facultad de Ciencias Exactas, que tuvo sus repercusiones en la facultad de Arquitectura y Urbanismo, hasta 1982.

-La película tiene como protagonista a tu abuelo…

-Sí, mi abuelo fue decano de la facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires desde el 76 al 82. Fue el primer decano interventor civil de esa facultad. Había sido docente de esa casa de estudios desde 1960 y en 1976 es la figura elegida como ‘interventor’ por la dictadura militar.

-¿Cuál era el rol de tu abuelo en la facultad? ¿Cómo te sentiste o qué te llevó a contar esta historia tan personal?

-Mi abuelo me contaba anécdotas sobre las dos bombas que le puso la organización Montoneros. Una de ellas, en un ascensor de uso exclusivo del decanato y otra, en su auto de uso particular. A partir de esto se me dispara una pregunta sobre por qué lo intentaron matar y cuál había sido su rol como decano interventor.

Me di cuenta que en el ámbito familiar no estaban las respuestas. Empezamos a investigar y a hablar con estudiantes y docentes que fueron contemporáneos a mi abuelo en la Facultad. Empezamos a saber más sobre lo qué pasaba, qué planes tenía el estudiantado y los docentes, el proyecto que tenían de construir un perfil de profesional vinculado a la realidad social, que contribuyera desde su herramienta específica a la transformación de la sociedad en su conjunto. Mi abuelo fue el estacazo final para desarticular esa avanzada del movimiento estudiantil.

-¿Por dónde anda la película? ¿Dónde la podemos ver?

-Su estreno comercial será el 24 de noviembre, pero ya exhibimos la película de otras formas. El espacio de contención principal de 70 y Pico es la universidad, el movimiento estudiantil. En este sentido, nos parece que traer herramientas de aquellos años, que hasta este momento han sido prácticamente invisibilizadas en el ámbito del cine, es importante.

-Nosotros en El Caminante siempre destacamos que ver Cine Nacional tiene de característico la oportunidad de vernos a nosotros mismos. Esta película rompe los esquemas de vernos a nosotros en la época de la dictadura militar, hay otra forma de hacerlo a lo largo de la historia ¿Por qué?

-¿Por qué se necesitaba un proyecto represivo? La película trata de explicar por qué la necesidad del establishment de imponer un modelo político represivo. Si no podemos profundizar sobre las razones de la represión nunca vamos a poder indagar sobre el proyecto revolucionario que venía surgiendo desde el campo popular, desde las organizaciones sociales, políticas. Sobre todo desde el plano cultural, donde se les generaba un problema que se venía masificando. Muchas veces pasa de largo el análisis de estos componentes. Sólo nos centramos en las consecuencias de la dictadura. Nosotros sentimos que eso ya se ha abordado, que sobre eso se hizo mucho.

Tratamos de centrarnos en los procesos políticos, tratar de traerlos hasta hoy. Yo pienso que el movimiento estudiantil de hoy tiene mucho que aprender y recuperar de las experiencias y la propuesta pedagógica de los universitarios de ayer.

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