Hace más de una década que esta institución para chicos con discapacidades auditivas atraviesa problemas de infraestructura. La docente Rosana Beekman relata la situación actual.
-¿Esto viene de larga data, no?
-Si, al principio dábamos clases en una casita sobre Vicente López y Tucumán, que con el correr del tiempo y el crecimiento de la matricula terminó colapsando. Por el 2000 comenzamos con el reclamo de un nuevo edificio para que los alumnos y docentes tengan las comodidades mínimas de enseñanza. Debíamos separar las aulas con armarios o dar clases en el pasillo y cosas de ese tipo, como el frío que no podíamos combatir en invierno o la falta de normas básicas de seguridad e higiene que la casita no tenía.
-¿Qué pasó luego de esos reclamos?
-En el 2005 las autoridades nos prometieron que construirían un edificio propio donde se encontraba el viejo “Chaparral” de Bernal (Belgrano y Montevideo). Fueron pasando diversos directivos de nuestra escuela a los que les preguntaban qué necesitaban y que hicieron propuestas. Nosotros habíamos hecho una fiesta con la comunidad para celebrar un lugar que nunca se construyó. En el 2012 nos hicieron la promesa de construirlo nuevamente, pero llegado marzo de ese año seguíamos sin lugar y comenzamos dando clases en la calle.
-Suponemos que esto movilizó a las autoridades…
-Nos dijeron que tenían que alquilar un lugar y acondicionarlo para transformarlo en escuela, así que nosotros nos movilizamos y vimos sobre Vicente López, esquina Pellegrini, una ex escuela que reunía los requisitos para la 505. Las autoridades la acondicionaron pero la dejaron sin mantenimiento y también colapsó. El techo del SUM filtra, se sobrecargaron las líneas eléctricas con los caloventores, se electrificaron las paredes y además como no hay gas natural (el dueño anterior mantiene una deuda), tenemos tanques de gas en el patio donde los chicos hacen el recreo.
-Con esto imaginamos que se están buscando soluciones definitivas…
-Por ahora el Consejo Escolar está cambiando todo el cableado y probando cómo funcionan los caloventores y luces prendidas a la vez. Pero los padres no quieren mandar a sus hijos en estas condiciones y con el frío que exige calefaccionar todo el espacio.
-¿De cuanta matrícula estamos hablando?
-Es un total de 270 alumnos. Si bien no todos concurren, ya que tenemos integrados en diferentes niveles como jardín, primarios, secundarios y escuela laboral, y algunos concurren alternadamente. Yo también trabajo integrando alumnos en otras instituciones como por ejemplo la escuela laboral.
-¿Qué medidas adoptaron aparte de los reclamos formales?
-Ayer hicimos una asamblea en donde padres y docentes coincidimos en el reclamo y movilización para tratar de que tengamos todo el establecimiento en condiciones. Realizamos un abrazo simbólico y mañana viernes nos movilizamos a la Casa de la Cultura para que dest
inen el fondo de educación al mantenimiento de nuestra institución. Nos reuniremos a las 9 de la mañana en la puerta de la escuela y de ahí marcharemos.