La marcha ayer fue tan multitudinaria como se preveía, y un poco más aún. Desde las 16 comenzaron a concentrarse en plaza Houssay gruesas columnas universitarias docentes y estudiantiles. Centenares de docentes llegaban en colectivos desde el interior del país, mientras de las facultades más movilizadas llegaban miles encolumnados. Esta multitudinaria marcha de 60 mil estudiantes y docentes corona una larga lucha docente de más de dos meses y más de veinte días de paro por parte de la CONADUH. Sin embargo, esta marcha no sólo sintetiza ese proceso en un solo acto. También fue posible gracias al salto cualitativo de la unidad. En este caso la CONADU en primer lugar, aunque también otras gremiales minoritarias y, por otra parte, la participación de todas las federaciones universitarias estudiantiles más importantes del país. Crónica: corresponsal popular / Imágenes: ANRed.
Un contundente llamado en unidad de las gremiales docentes y estudiantiles hacia el gobierno: “respeten la universidad pública, respeten al pueblo”.
La marcha de ayer fue tan multitudinaria como se preveía, y un poco más aún. Desde las 16 comenzaron a concentrarse en plaza Houssay gruesas columnas universitarias docentes y estudiantiles. Centenares de docentes llegaban en colectivos desde el interior del país, mientras de las facultades más movilizadas llegaban miles encolumnados. Una importante corriente de simpatía y lucha popular se sentía en la calle con esta marcha como hace tiempo no se veía. No pocos recordaban escenas del 2001 y el ajuste de López Murphy y otros un poco más lejanas en la lucha contra el recorte de Menem en el ’99 y contra la Ley de Educación Superior en el ’95 e incluso los más veteranos recordaban las luchas del ’69 y del ’66 contra Onganía. En todo caso, el protagonismo docente dentro del movimiento universitario es un dato nuevo, sin duda (excepción tal vez de la lucha de 1988).
Esta marcha corona una larga lucha docente de más de dos meses y más de veinte días de paro por parte de la CONADUH. Sin embargo esta marcha no sólo sintetiza ese proceso en un solo acto. También fue posible gracias al salto cualitativo de la unidad. En este caso la CONADU en primer lugar, aunque también otras gremiales minoritarias y por otra parte la participación de todas las federaciones universitarias estudiantiles más importantes del país.
Semejante unidad entre las diversas organizaciones gremiales universitarias tiene por detrás una diversidad aún mayor de las distintas corrientes políticas que recorren esas organizaciones.
En esta marcha esa complejidad se expresó en un trabajoso acuerdo en torno a la realización de un rápido acto unitario frente al Ministerio de Educación, que permitió luego que el sector mayoritario de la marcha se dirigiera hacia la Plaza de Mayo.
En cuanto a los puntos que se reclaman, lo esencial fue leído en el documento unitario frente al Palacio Pizzurno. La marcha hacia Plaza de Mayo, no obstante, dejó en claro que hay voluntad y decisión de ir por más, de parte de los decenas de miles que vienen dando esta lucha. Allí marcharon todas las federaciones estudiantiles junto a la CONADUH. Y allí muchas de las corrientes pudieron debatir sus orientaciones en un masivo acto de cierre. Una nota destacada mereció en el acto un trabajador de Tierra del Fuego, recientemente liberado de su detención ilegal por la lucha de los trabajadores y trabajadoras estatales de esa provincia.
Paritaria universitaria: la moneda está en el aire
Es claro que ésta marcha de masas implicará un punto de inflexión en la lucha universitaria. Queda por ver primero qué respuesta dará el gobierno nacional este viernes 13 en la nueva reunión paritaria. Es claro que el PRO ha copado el Ministerio de Educación, minusvalorando al radicalismo (un radicalismo que de todos modos está hace tiempo en permanente crisis existencial). También el PRO parece desvalorizar al peronismo y kirchnerismo universitario, que aún de capa caída tiene un peso no menor. Estos tres o cuatro sectores tuvieron una coexistencia pacífica bajo los doce años kirchneristas que asentaban una auténtica “pax romana”.
Los sectores críticos, transformadores, se veían bloqueados entonces. Si bien pudieron conducir el movimiento estudiantil, no lograron en ningún momento arrebatarle la inciativa a aquella entente que monopolizó el poder académico desde el claustro de profesores titulares concursados (con mayoría a priori en el Consejo Superior de la UBA) apoyados además desde el gobierno nacional anterior. Estos acuerdos “porteños” se reprodujeron en el interior, cada uno a su manera y con sus propios personajes.
Esos acuerdos “non sanctos” se han visto suspendidos por el PRO, sin que un nuevo acuerdo los reemplace. Y a esa falencia el PRO le ha agregado una evidente mala praxis. En definitiva el PRO parece suponer que la sociedad argentina ya no dispone como reserva moral la defensa de la universidad pública, su gratuidad y libre acceso y al mismo tiempo su capacidad de permitir movilidad social y un difuso sentido de autonomía nacional cultural y económica (llegado el caso, la capacidad de disponer de una auténtica libertad de pensamiento, incluso crítico con el capitalismo).
Pero para el PRO no estaría siendo la hora de resolver cuál es el lugar que quiere darle a la universidad pública ni de suturar aquellas heridas con sus antiguos socios, sino primero, antes que nada, de sacar las papas del fuego. Este viernes 13 el gobierno se ve obligado (y en particular el ministro de Educación, Esteban Bullrich) a ofrecer algo efectivamente superador(aún cuando no alcance la inflación anual, siquiera, como fue el caso del treinta y pico por ciento ofrecido a los maestros el 1 de marzo de este año, luego de insistir en que no daría más que el 25 por ciento) tanto para mostrar una respuesta a la marcha como al nuevo Congreso de la CONADUH que se realiza este viernes en Buenos Aires. Si decide ofrecer más del 30 por ciento en este año y adelantar la paritaria 2017 de junio a febrero, los docentes universitarios de todo el país muy probablemente lo evaluarán en sus asociaciones de base.
De no hacer un ofrecimiento superador, el punto de inflexión sólo puede devenir en un incremento de la lucha y en una nueva dinámica del conflicto. La voces que recorrían la marcha: “respeten la universidad ública, respeten al pueblo” y "boleto estudiantil ya!" , podrían transformarse en un fuerte clamor. En suma, las reglas del juego pueden cambiar, pero la taba puede que no caiga siempre para el mismo lado. La moneda está en el aire.